¿Autoficción o autorrealidad?

Madrid, 22 de septiembre de 2024:

En el año 1735, Lemuel Gulliver, primero cirujano y luego capitán de varios barcos, escribe una carta al editor que acaba de publicar sus viajes por la cual protesta ante la flagrante censura que ha sufrido el manuscrito que él mismo protagoniza. El editor alega que se ha visto obligado a suprimir varios pasajes por sus referencias «políticamente sensibles». Gulliver protesta ante semejante infamia —«¡Hay que ver, desde cuándo los políticos leen!»— y logra que el manuscrito se publique íntegro en la siguiente edición.

Como veis, en el siglo XVIII, Jonathan Swift, el autor detrás de Gulliver, ya está de vuelta de la autoficción.

Pero volvamos a la obra canónica del género de viajes imaginarios… o no tan imaginarios, porque ¿sabéis que las islas de Liliput y Brobdingnag se ubican en la costa occidental australiana? Justamente enfrente de Perth, ciudad de la que es originaria Natalie Ravlich, a quien tuve el placer de conocer hace poco más de un año —aunque parezca ya una vida entera, ¿verdad, Natalie?—. De ese encuentro surgió La mujer más feliz del mundo, texto que narra los viajes de una mujer por las ciudades de Melbourne, Nápoles, Malabo y Barcelona en búsqueda de la felicidad, porque a todo el mundo le interesa la felicidad, al menos la propia, ¿no? Cuánto mundo estamos dispuestos a recorrer en esa búsqueda es harina de otro costal, porque no somos solamente lo que ganamos, también somos lo que perdemos.

A nuestros viajes se ha unido la directora Ángela Palacios, quien escribe: «Natalie y yo lloramos en cada ensayo. ¡Es tan bello el texto de Carlos Be! Hay una frase que me encanta y me atraviesa el corazón: «No somos solamente lo que ganamos, también somos lo que perdemos»». Muchas gracias, Ángela. Y prosigue: «La mujer más feliz del mundo habla, entre muchas otras cosas, de un aborto, y yo tuve uno el año pasado y quería contarlo en algún momento, más que nada para que este tipo de pérdida sea un poco menos tabú, porque lo que duele, cuando se comparte, duele mucho menos. Esta obra, aunque no la haya escrito yo ni la interprete, me sirve a través de mi dirección para contar también mi historia y dejar de estar sola en ella».

Ya somos tres en estos viajes y confiamos en que muy pronto os suméis muchos más, vosotros, los espectadores, y sigamos en la búsqueda de la felicidad todos juntos, sin preocuparnos si la historia es autoficción o autorrealidad, porque lo que importa, a fin de cuentas, es compartir, ganemos o perdamos, y ser felices.

¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción.
Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño (1635)

Respuestas

  1. Avatar de joanbentallefcb1aa8690

    Seremos muchos los que queremos volver a vibrar con las historias que cuentas desde ese lugar románticorealistaparticulaironico y sencillamente ……bonito muy bonito ❤️

    1. Avatar de Carlos Be

      ¡Cuánto adjetivo junto, muchas gracias!

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