Lo inolvidable siempre vive en el presente

Caracas, 27 de octubre de 2024:

«La Venezuela teatral ha encontrado a un aliado catalán, madrileño y caraqueño también. Gracias, Carlos. No sólo nos guiaste por los infinitos caminos de la comedia, el drama y la tragedia, sino que además nos mostraste con tu ejemplo que la mejor manera de abordar las historias en el escenario es a través de la pasión y la entrega honesta. Gracias por enseñarnos a aprender desde lo lúdico yendo más allá, siempre más allá, generando preguntas que llevan a otras preguntas. Gracias igualmente por conducirnos sin intervenir y acompañarnos en el encuentro de nuestras propias respuestas. Gracias por acompañarnos en la catarsis del teatro, en la reunión con nuestros demonios, en conectarnos con la capacidad infinita de la palabra como creadora de mundos y sanadora de almas. Te queremos. Los 13».

Con estas bellas palabras se despiden Los 13 de un servidor tras un encuentro artístico tan inolvidable como el LEIT de este año. Y ahora os cuento por qué fue inolvidable… ¡Qué digo! ¡Por qué es inolvidable! Lo inolvidable siempre vive en el presente.

Los pasados lunes y martes presentamos los trece textos breves del LEIT 3 ante el público que acudió a Trasnocho Cultural. En esas dos tardes, tituladas Tarde de Comedias y Tarde de Tragedias, se dieron cita el agregado cultural de la Embajada de España Pedro Martínez-Avial, el director del teatro José Pisano, compañeros del anterior LEIT y muchos más, conocidos y desconocidos. Cuando bajaron las luces de las gradas, salí al escenario y leí ante los presentes:

—Como algunos de vosotros sabéis, los más allegados, cuando el laboratorio ya estaba emplazado en fechas, ¡todo listo tanto por la Embajada de España como por Trasnocho Cultural!, yo me planteé la posibilidad de cancelar el laboratorio por razones totalmente ajenas al arte, la cultura y el teatro. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España recomendaba por aquel entonces, y aún lo recomienda, viajar únicamente a Venezuela en caso de necesidad. La frase literal es la siguiente: «Se recomienda no viajar al país salvo que sea necesario». Lo que decidí es más que evidente, aquí estoy. ¿Por qué? Porque en Venezuela el teatro es una necesidad. Lo necesitamos todos y cada uno de nosotros. Lo necesitamos los que nos dedicamos a ello y lo necesita el público. Aquí y ahora, el teatro es más necesario que nunca.

Tragué saliva y proseguí:

—Además, sabía que si decía que no venía, me iba a arrepentir. Sin embargo, sabía que si decía que sí, no me iba a arrepentir. Y no sólo eso: participar de nuevo por segundo año en este laboratorio en Trasnocho Cultural ha sido una experiencia inolvidable, y no lo digo por decir, porque los que me conocéis sabéis que mi memoria es un desastre y me acuerdo de muy pocas cosas. Una experiencia inolvidable, decía, un proceso extraordinario, altamente creativo y con momentos durante los ensayos tan poderosos como mágicos. Ojalá una pizca de ese poder y esa magia se manifiesten hoy y mañana aquí en escena.

Y se manifestaron.

Muchas gracias a la Embajada de España, a Trasnocho Cultural y a todos los participantes del LEIT porque no hay mayor privilegio para un docente que aprender de sus alumnos, y yo he aprendido muchísimo. Muchas gracias, Yumiko, Pili, Moisés, Joaquín, Patricia, Roma, Johan, Carlos, Grecia Augusta, Sócrates, Natacha, Omar y Luis.

Ha sido inolvidable de verdad. Y las fotografías de Sócrates dan muy buena cuenta de ello.

P.D. ¡El año que viene quiero repetir!

📷 Sócrates Serrano

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