Madrid, 15 de septiembre de 2024:
Más de medio centenar de participantes atienden mis palabras durante la masterclass para desbloquear la escritura que imparto online dentro de la programación del Círculo Escénico, con sede en Caracas.
Lejos de amedrentarse cuando les hablo de conjuros, grimorios, invocaciones y, en definitiva, de magia, se entregan a la alocución y muchos de ellos me escriben luego —de hecho, siguen escribiéndome— para solicitar más información y documentación varia, y es que la magia interpela directamente a la creatividad del artista y nos permite comprendernos en un territorio común mucho más acogedor y libre que nuestras respectivas realidades, muchas veces tan alejadas entre sí: el territorio de la ficción.
Porque ¿qué hay más mágico que la ficción?
La ficción contiene esa parte invisible de nosotros mismos que nos une a todos más allá de nuestras diferencias, esa parte que compartimos y que busca la pertenencia, justo ahí donde se conjura lo secreto y lo profundo, donde se articula lo íntimo y palpitan los espejos de Valle-Inclán suspendidos sobre el vacío y lo eterno. Al fin y al cabo, lo visible no es sino un resto de lo invisible, como dice Enrique Vila-Matas, y las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Y la magia es volver visible lo imposible.
Así pues, escribamos con libertad, prosigue Franz Kakfa, porque «cuando creemos apasionadamente en algo que todavía no existe, lo estamos creando».
Hagamos magia.
Madrid, 16 de septiembre de 2024:
Mi amiga Almudena Ramos, estrella invitada en el ensayo de hoy de Loco, me regala otra cita, en esta ocasión de Friedrich Nietzsche: «El arte, como un mago que salva y que cura». La cita abre su investigación, recién concluida, sobre la relación entre salud y artes escénicas, y el impacto de la práctica artística y el consumo cultural de artes escénicas sobre el bienestar de las personas. De lectura obligada.
Por cierto, en la fotografía nos presentamos, en el sentido de las agujas del reloj: Almudena, un servidor, Álvaro y, a las nueve en punto, mi querido ayudante de dirección Arturo Herman.
Madrid, 17 de septiembre de 2024:
¡El Teatro del Barrio, Premio Nacional de Teatro! ¡Qué alegría! ¡Enhorabuena a todas, queridas!

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