Barcelona, 30 de julio de 2024:

Dos muertos y cuarenta y seis detenidos a las pocas horas de terminar la jornada electoral en Venezuela. En Gran Bretaña, un loco mata a cuchilladas a dos personas y hiere a una docena más. El número de muertos es el mismo, pero a uno lo consideran un asesino propio de una película de terror y al otro, un Estado aplicando su ley.

Nos miden de izquierda a derecha para dividir y vencer, cuando deberían medirnos en función de nuestra ética y principios, esos valores capaces de trascender ideologías y entre los cuales ocupa un lugar destacado la verdad consensuada y su posterior reconocimiento, nos guste o no lo que revele, seamos más de izquierdas o más de derechas —aparte, qué medida tan mellada esta de las manos, dependiente de los dirigentes del país donde nos haya tocado vivir—. En cualquier país, la verdad oculta se convierte siempre en mentira y la mentira separa mientras que la verdad une.

En estos días en que la verdad de unas actas brilla por su ausencia, un pueblo que solamente desea la verdad manifiesta sus principios. Ante la mentira, síntoma de todos los cánceres de la humanidad, tolerancia cero.

De momento la mentira ya se ha cobrado dos vidas. Que sepamos.

Que se revele la verdad.

Y que el tiempo marque su compás.

P.D. Las agujas del reloj se alinean con la verdad el 10 de enero de 2025.