Viva y emocionada

Barcelona, 17 de julio de 2024:

«La verdad es que escribir me mantiene viva y emocionada siempre», me escribe Solveig Hoogesteijn, una institución en Venezuela.

El año pasado Solveig nos invitó a Choroní, un paraíso negro a orillas del Caribe, y allí plantamos la simiente del documental sobre su vida. Solve en la selva contará la vida de Solveig en noventa pasajes, algunos de ellos de apenas pocos segundos. El primer pasaje escena es un contrapicado subjetivo desde el lecho del río, las hojas cayendo. Lo grabaremos como buenamente se pueda pues, realmente, no dejamos de estar en la selva. En otros pasajes la escucharemos contar sus experiencias, ¡tantas!, como cuando viajó a una Ciudad de México sitiada por extraterrestres y acabó conociendo a Gabriel García Marquez; o cuando acudió al Festival de Cannes; o cuando descendió a Saigón, la ciudad pirata escondida en el interior de otra ciudad, su Caracas.

La Embajada de España en Venezuela acaba de contactarme para decirme que ya están los billetes, así que este octubre volveremos a abrazar a Solveig y también a Pili, Enrique, Douglas, Rafa, María Alejandra… Qué intensa la impronta que se nos grabó en el alma a Joan y a mí. A Jose lo acabamos de abrazar en Madrid. ¡Y también a todos los participantes del laboratorio de escritura e interpretación del año pasado y a los nuevos por conocer! ¡La escritura es un hogar compartido!

Lo que no sé es si volveremos a Choroní. A Joan no le apetece mucho después de que todos los insectos de la selva se conjurasen para atacarle durante la noche. «¡Qué insólito!», reía Solveig, y yo con ella, mientras Joan gritaba y todos los bichos se abalanzaban sobre él, algunos del tamaño de un puño.

Por cierto, el 28 de julio hay votaciones presidenciales en Venezuela. ¿Quién será el presidente de todos? Atentos a las noticias.

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